Café amargo

Últimamente me gusta así el café, con menos leche, sin azúcar ya desde hace años y con ese regusto a amargor después de un trago. Mientras tomo uno en una mañana fría y oscura de diciembre, a una semana de Navidad, estoy pensando en cómo de diferente ha sido este posparto con respecto al anterior. Hace dos meses que di a luz en el portal de casa (esto da para otro post) a un niño precioso que me pasó mi marido, haciendo de matrona por primera vez en su vida, y al que abracé contra mí, apoyada sobre mis rodillas y con el cordón umbilical aún colgando de mi entrepierna, mientras le cubría por encima con una toalla que en seguida me dejó la vecina del bajo, que también asistió al parto, asustada por mis dos alaridos finales en últimos pujos del expulsivo.

El parto fue rápido, ¡qué digo! fue express, increíblemente rápido porque dos horas antes había ido a buscar a mi hijo mayor a la guardería con alguna contracción aislada. Pero el posparto está siendo largo y todo lo difícil que jamás fue el parto. Últimamente tengo mucha ansiedad, que luego pago con todo...con la comida, con mi pelo (he vuelto a cortármelo "a lo chico" después de prometerme que no volvería a hacerlo), con mis chicos, con mi vida social que he decidido volver antisocial... 

Sé que no tengo nada de lo que quejarme, pero esta época de frío, de virus...esa semana ingresados en neonatos por la infección de ombligo de mi peque, la caída y rotura de cadera de mi señora abuela y su enfado con el mundo ante su incapacidad, ese sentimiento de incompresión que a veces me rodea y otras me invento, esos apuntes esperándome para examinarme aunque sea ya solo de una asignatura en febrero... están haciendo de este un posparto muy diferente a aquel primero que tuve en época primaveral casi tirando a verano, sin un peque mayor con necesidades tan diferentes al pequeño, sin virus y sin una baja paternal que ha servido más para atender estos virus del mayor que las necesidades del pequeño y de su mamá, ¡y eso que esta vez ha sido de un mes más!

Tengo algunos proyectos para este año que entra y supongo que, en parte, tienen que ver con este posparto amargo que estoy transitando, ahora, tan agradecida. Porque estas épocas sirven para aprender, para conocerte y para practicar esa resiliencia que tanta falta me hace y que me voy a empeñar en inculcar a estos dos pequeñitos que me alegran la amargura. 




Comentarios

Entradas populares de este blog

¡Nuevo blog!

Resiliencia

Otoño