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Otoño

" Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde aún más hermosas sus flores se abrirán. Pero aquellas, cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar y caer como lágrimas del día… ¡esas… no volverán! ". Gustavo Adolfo Bécquer Este otoño estoy paseando quizá más que ningún otro. Contemplo las hojas amarillas, marrones, verdes, rojizas y naranjas de los árboles, que caen día tras día, llenando el suelo con cada nuevo paseo, y me asombro de la belleza que embriaga todo, como si emborrachara a los viandantes, que hacen entusiasmados el mismo recorrido que yo, armados con las cámaras de fotos de sus teléfonos móviles y las zapatillas de deporte de rigor, como atuendo necesario de este otoño lluvioso de pandemia mundial. Y quizá ahora mismo esté en una estación otoñal en mi maternidad, un otoño de los muchos que seguro va a haber en esta aventura de ser mamá, por eso me siento tan mimetizada con los árboles cada vez más desnudos, los día

Resiliencia

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"Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma", William Ernest Henley. Creo haberlo dicho por aquí más veces, pero si hay algo en lo que me gustaría educar a mis hijos es en la resiliencia. Va a ser difícil, porque creo que es un valor del que todavía me queda mucho por aprender, pero a la vez es apasionante este aprendizaje común que emprendo con ellos. En este posparto "amargo", como el café (aunque he de reconocer que he tirado mi cafetera italiana porque daba pena mirarla y ahora me he pasado al té con leche, ¡no hay nada más rico en invierno, la verdad!), son muchas las ocasiones que se me presentan para aprender a ser resiliente. Sin ir más lejos, mi carrera, es decir, este grado que me "estoy sacando" mientras aprendo a ser mamá. Y es que creía que iba a poder estudiar tranquilamente con un bebé de apenas unos meses, pegadito a mí, mientras mamaba, dormía o, simplemente, tendría acurrucadito en mi mochila o camiseta de porteo. Craso

Café amargo

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Últimamente me gusta así el café, con menos leche, sin azúcar ya desde hace años y con ese regusto a amargor después de un trago. Mientras tomo uno en una mañana fría y oscura de diciembre, a una semana de Navidad, estoy pensando en cómo de diferente ha sido este posparto con respecto al anterior. Hace dos meses que di a luz en el portal de casa (esto da para otro post) a un niño precioso que me pasó mi marido, haciendo de matrona por primera vez en su vida, y al que abracé contra mí, apoyada sobre mis rodillas y con el cordón umbilical aún colgando de mi entrepierna, mientras le cubría por encima con una toalla que en seguida me dejó la vecina del bajo, que también asistió al parto, asustada por mis dos alaridos finales en últimos pujos del expulsivo. El parto fue rápido, ¡qué digo! fue express, increíblemente rápido porque dos horas antes había ido a buscar a mi hijo mayor a la guardería con alguna contracción aislada. Pero el posparto está siendo largo y todo lo difícil que jam

Intenso

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Quizá sea esa la palabra que esté definiendo todo lo que me pasa últimamente: el verano, este punto de maternidad (y algunos pensarán "¡y lo que te queda!"), la familia, los estudios...  Hemos pasado unos días de vacaciones con mi familia política en Navarra. Tengo que decir que me ha encantado esa comunidad que no conocía, sus pueblos, sus ríos, su capital... se ha convertido en una de las ciudades en las que no me importaría quedarme a vivir. Aunque ha hecho muchísimo calor, como ha ocurrido en todo el país, y quizá las pequeñas diferencias entre familiares, que aunque son todos del mismo padre y la misma madre o eso pone en el carnet de identidad... y entre los que no somos de sangre directa, además de lo poco aprovechado en el tema del estudio...pues he vuelto con este sentimiento de intensidad del que antes hablaba.  Por otra parte, después de leer algo más sobre el tema, nos hemos relajado con la operación pañal y los resultados son más que satisfactorios. No p

Llegar a todo

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Estos días estamos de vacaciones en Cantabria y se agradecen las temperaturas apenas rozando los 30 grados como algo excepcional, las tardes nubladas y las mañanas de suelo mojado que refrescan el ambiente. Eso sí, la humedad es algo a lo que no estoy acostumbrada y parece que el embarazo lo ha acentuado. Ahora estoy escribiendo antes de ponerme un rato a estudiar las asignaturas que dejé para septiembre, mientras mis dos chicos se han acercado a la maravilla de parques para niños que hay en esta zona de España y que tanto ejemplo deberían tomar en otros sitios. Lucas está encantado en cualquier parque infantil, la verdad, pero nosotros vemos el peligro en los columpios de madera medio astillada, en los toboganes de metal al sol que arden y en los cubículos de arena que parecen hechos para que los perros hagan sus necesidades en vez de zona de ocio infantil...  Pero disfrutar 100% de las vacaciones con Álex y Lucas, llevar al día las asignaturas, comenzar la operación quitar el pa

Referentes

Supongo que podría cambiar el diseño del blog, para hacerlo algo más atractivo... pero de momento es una especie de diario personal, un lugar donde compartir reflexiones, sobre todo, conmigo misma...un sitio donde volcar pensamientos sin ninguna pretensión más. Han sido unos meses complicados, entre el embarazo, el inicio de la guardería (de la que sigo sin ser muy partidaria) y el porrón de asignaturas que he cogido este año han hecho que tenga algunos momentos de abatimiento y sensación de no poder llegar a todo. Pero, a veces, lo que ha generado el abatimiento es cierta sensación de soledad por el estudio solitario siempre (valga la redundancia y más si lo haces a distancia...valga la rima también) e interactuar la mayor parte del día con un pequeñito de año y pico, que te enseña mucho y te cambia tu forma de ver la vida, sí, pero que, evidentemente, no tiene conversaciones de adultos. Últimamente he leído en varios sitios agradecimientos hacia las madres por ser el referen

¡Nuevo blog!

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Pues aquí estoy. La misma que la de " En Turquía no hay turquesas ", pero con una condición más que ha revolucionado mi vida: ahora soy mamá....y muchas cosas más. Este fin de semana he reflexionado mucho acerca de mi vida ahora y creo que es el momento de lanzarme de nuevo a la aventura de escribirlo. Hemos estado en una boda festivalera en un pueblecito de Badajoz, Alburquerque, donde la novia me ha jurado que ella no piensa tener hijos, donde la única amiga con niños era yo (bueno, con niño y con barrigón que chiva mi estado de "buena esperanza" de nuevo) y donde el resto de invitados siguen a sus "treinta y" con planes de la temática de la boda: festivales de música, "salir, beber, el rollo de siempre"... que cantaría mi querido Extremoduro.  Y una, que ha estudiado Periodismo, se resiste a dejarlo del todo narrando, aunque sea, las crónicas de su propia vida en este momento tan bonito. Porque, en el camino de vuelta, miraba por el espe